Bloqueo creativo por comparación
Una de las cuestiones que más preocupa a los artistas es el tema del bloqueo creativo.
En muchas ocasiones me he preguntado si por el placer de sufrir en el bloqueo mismo como método de inspiración (todos sabemos que los sentimientos negativos y las emociones desagarradoras suelen ser usadas como inspiración por parte de los artistas), por el hábito de procrastinar ante la falta de confianza en uno mismo o realmente por la expectativa de poder mejorar la situación.
Más allá de la situación personal de cada artista o de la capacidad de manejarla, el bloqueo creativo es real. De hecho, una de sus raíces es la comparación.
Esta es un arma de doble filo. El primero te permite llegar a los competidores, analizarlos y extraer aprendizajes y, sobre todo, escarmientos en cabeza ajena. El otro te ubica delante de la realidad de otras personas y, más que animar, te ofrece la seductora tentación de caer en un bucle de autoduda, de falta de confianza en el trabajo realizado y en la pérdida de foco.
Además de un ser un arma con dos hojas, estas son realmente afiladas. Y no digo "están", porque la comparación siempre tiene mucha fuerza y mucha potencia, tanto para indicarte el camino a seguir como para dejarte la piel hecha jirones.
El bloqueo creativo sale hasta en el periódico
Más que una simple reflexión sobre el bloqueo creativo por comparación, ponemos encima de la mesa este tema debido a este artículo. El antiguo director de arte de la Revista "El Jueves" ha cambiado la vida editorial por el oficio artístico. Bien, pues en esta entrevista comenta cómo
"vivía rodeado de dibujantes fabulosos, con lo que no me atrevía a dibujar… pero un verano fui a Formentera y vi unas lagartijas endémicas alucinantes correteando por la arena y las paredes, y al volver me puse a dibujar con café y azúcar sobre papel hasta llegar a los 2.000 dibujos…. Wow. La profesión iba por dentro. “Sí, cuando empecé a hacer arte solo me salían animales y, más concretamente, insectos".
Esta es una situación que veo más de lo que me gustaría en las mentorías. Hay un momento en la vida artística, que suele ser al inicio cuando todavía hay que desarrollar de forma sólida el lenguaje artístico, el marco teórico o se están dando los primeros pasos en el mercado del arte, en el que el artista se puede llegar a creer la mentira de que sus objetivos artísticos son fantasías sin ningún rigor ni fundamento realista.
En este punto, la comparación puede hacer mucho daño. De hecho, la comparación disfuncional a nivel artístico suele funcionar de la siguiente manera:
La comparación te hace caer en la cuenta de virtudes, logros o decisiones medianamente heroicas que ese artista ha realizado para llegar donde está.
A este pensamiento, le sigue una emoción de vértigo o, al menos, de abrumación.
A esta emoción le sigue la creencia de que esos son los únicos pasos correctos a dar o que hay que darlos todos a la vez (o en un plazo de tiempo ridículamente corto).
Ante esta situación, solo queda la confusión y el agobio, porque sin querer nos hemos creído que tenemos que seguir el molde y camino que ha construido día a día esa persona. Nos hemos creído que no somos capaces de hacerlo (cuando en realidad lo que nadie es capaz de hacer es accionar todos los propósitos a la vez).
Esta es la razón por la que es necesario tener un paso a paso firme y contundente, a prueba de balas o, mejor, dicho de comparaciones y negativas. Esto es precisamente lo que trabajamos en las mentorías personalizadas.
Y recuerda, hasta los mejores artistas, hasta los que tienen más experiencia que tú, hasta los que están por encima del bien y del mal, se comparan día a día y luchan consigo mismos para que esa comparación no les afecte.
